El legado de un cocinero

Ing. José Luis Curiel
Presentación Excelencia Deleitable
México, D.F. a 3 de marzo de 2009

Cuando me invitaron a platicar acerca de lo que significa “transmitir”, no tenía muy claro el concepto. Inexplicablemente me acerque a libros elementales de comunicación, donde se explica como un mensaje se logra entre un emisor y un receptor.

Entre las muy diferentes formas de comunicación, quizás la más antigua es la de los símbolos o signos. Encontré sin querer un libro antiguo cuya escritura rebuscada era totalmente en latín. Aunque los caracteres me decían algo, no lo pude descifrar, precisamente por lo rebuscado de las letras antiguas y por tratarse de nuestra lengua madre.

Por otro lado, pensé en la actividad del maestro como transmisor, ya que uno de los aspectos más importantes de la vida profesional, y en particular del líder consiste en su inteligencia emocional como una forma de transmitir. Quien tiene capacidad de inspirar a las personas de su entorno transmite actitudes, ejemplos, pensamientos, formas de ser, cultura, conocimientos, expresiones, identidad, sabiduría, integridad, conciencia.
Pero lo más importante es transmitir valores, entendidos como hacer el bien, buscar la verdad y procurar la belleza.

Tres valores que encierran a los demás porque si a través del bien se encuentra la ética al hacer las cosas con perfección, procurando la salud a través de la higiene y sanidad, del respeto a la ecología y a las especies en extinción. La verdad consiste en decir lo que contiene una receta, transparentar las acciones y no guardar secretos. Pobre de aquel cocinero que se guarda todo para él y al final de su vida se arrepiente de no haber compartido sus conocimientos con los demás.

En este mundo, con excepción de Sócrates, quienes pasan a la historia son quienes escriben un texto trascendente. Mientras un cocinero no escriba sus conocimientos o recetas jamás pasará a la historia.

El libro que mencioné es un legado maravilloso, un libro cuyo título es “De honesta voluptate et valetudine” traducido como “El placer honesto de la buena salud” escrito en 1462 por “Plátina”, sobrenombre de un famoso personaje, maestro de cocina de Leonardo Da Vinci, cuyo legado es precisamente un tratado de ética y refinamiento acerca de cómo se debe balancear el placer y la nutrición a través del manejo de los alimentos.

Pues que mejor manera de transmitir y darnos un legado  especial el día de hoy, cuando vemos que esta Academia lleva el nombre de tan ilustre cocinero renacentista y a través de los siglos nos sirve de ejemplo, valor y motivación en nuestras tareas académicas.